El Acné: Comprendiendo sus Causas, Tipos y tratamientos

¿Qué es el acné?

El acné es una de las afecciones cutáneas más frecuentes que se manifiesta principalmente durante la adolescencia. Se caracteriza por la aparición de comedones (puntos negros y blancos), pústulas y en algunos casos, nódulos y quistes. Estas lesiones suelen aparecer en la cara, pero también pueden presentarse en el cuello, pecho, espalda y hombros.

A pesar de que la mayoría de las personas experimenta una mejora significativa en el acné al alcanzar los 30 años, para algunos, este desafío cutáneo persiste incluso en las décadas posteriores, afectando a aquellos que llegan a los 40 o 50 años. Exploraremos a fondo este fenómeno, comprendiendo sus causas y brindando estrategias efectivas para lograr una piel radiante y saludable.

¿Qué causa el acné?

El Acné se presenta cuando la acumulación de grasa y células muertas obstruyen los poros, dando lugar a los comedones.

Estos poros son pequeñas aberturas que permiten la salida de sudor y la liberación de sebo (un aceite natural producido por las glándulas sebáceas de la piel).

Cada poro está asociado a un folículo piloso, que es la estructura desde la cual crece un cabello. Las glándulas sebáceas cerca de los folículos pilosos secretan sebo en los poros para lubricar la piel y el cabello. Los poros también desempeñan un papel en la regulación de la temperatura del cuerpo al permitir que el sudor se evapore desde la piel.

Cuando este proceso se ve bloqueado por la obstrucción del poro, recibe el nombre de tapón o comedón. Si la parte superior del tapón es blanca, se denomina acné miliar. Si la parte superior del tapón es oscura, se denomina espinilla negra.

Síntomas más habituales del acné.

Las lesiones del acné se localizan principalmente en aquellas zonas donde hay un mayor número de glándulas sebáceas, como es la cara (frente, mejillas y mentón), y el tórax, (espalda, hombros y pecho).

La forma de presentación más frecuente del acné son la aparición de:

1. Comedones:

- Puntos negros (comedones abiertos): Pequeñas obstrucciones de los folículos pilosos que aparecen como puntos oscuros en la superficie de la piel.

- Puntos blancos (comedones cerrados): Lesiones similares a los puntos negros, pero más pequeñas y de color blanco.

2. Pápulas: Pequeñas protuberancias rojas y elevadas en la piel.

3. Pústulas: Lesiones inflamatorias que contienen pus en su interior, visibles como protuberancias rojas con un centro blanco o amarillo.

4. Nódulos: Lesiones más grandes y profundas que se encuentran debajo de la superficie de la piel. Pueden ser dolorosos y causar inflamación.

5. Quistes: Lesiones llenas de pus más grandes y profundas que los nódulos. Pueden ser muy dolorosos y dejar cicatrices.

6. Enrojecimiento e inflamación: La piel afectada por el acné puede presentar enrojecimiento y tener un aspecto inflamado.

7. Cicatrices: En algunos casos, el acné severo puede dejar cicatrices permanentes en la piel después de que las lesiones hayan sanado.

Tipos de acné

  • Acné vulgar: Es el acné característico de la adolescencia. Se caracteriza por la presencia de comedones, pápulas, pústulas, quistes y nódulos en cara, cuello, parte superior del tronco y hombros. Se debe a los cambios hormonales por los que pasa el cuerpo durante la pubertad.
  • Acné tardío o acné de adulto: A partir de la edad adulta (de los 25 años aproximadamente en adelante) y es más común entre las mujeres que entre los hombres, ya que se ve desencadenado por el estrés y por las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia.
  • Acné cosmético: Es el tipo de acné que aparece por la utilización de ciertos productos cosméticos como cremas, maquillaje, aceites e incluso filtros solares que obstruyen los poros.
  • Acné conglobata: Se caracteriza por la presencia de numerosos comedones de gran tamaño, algunos de ellos dobles o triples, así como la formación de grandes abscesos con fístulas que los comunican entre sí. Además, puede incluir quistes y nódulos inflamatorios. Este tipo de acné tiende a ser más extenso y progresivo en comparación con otras formas, con la supuración siendo frecuente y, en ocasiones, abundante.
  • Acné quístico: La característica distintiva del acné quístico es la presencia de nódulos inflamatorios, que son lesiones más grandes y más profundas que las típicas espinillas. Estos nódulos pueden ser dolorosos y propensos a la inflamación. La gravedad del acné quístico puede llevar a la formación de cicatrices y requiere un enfoque de tratamiento más intensivo.
  • Acné neonatal o acné neonatorum: Es una condición cutánea temporal que afecta a algunos bebés recién nacidos. Se caracteriza por la aparición de lesiones papulo-pustulosas en la cara del bebé durante las primeras 48 o 72 horas de vida. Estas lesiones son pequeñas protuberancias rojas o blancas que pueden parecer granitos, y en ocasiones, pueden contener pus.
  • Acné queloideo: Se caracteriza por la formación de cicatrices gruesas y elevadas, conocidas como queloides, como consecuencia de las lesiones previas de acné. A diferencia de las cicatrices típicas del acné, que suelen ser planas, las cicatrices queloides son elevadas, abultadas y pueden extenderse más allá de los límites de la lesión original.
  • Acné tropical: Se manifiesta en regiones tropicales caracterizadas por climas cálidos y húmedos. A diferencia de otras formas de acné, este tipo afecta predominantemente áreas del cuerpo como la espalda, las nalgas y los muslos, pero tiende a respetar la piel facial.
  • Acné por contacto: Se desarrolla como resultado del contacto de la piel con ciertas sustancias como productos químicos o materiales que favorecen la obstrucción de los poros y la formación de comedones.
  • Acné iatrogénico: Se origina como consecuencia de los efectos secundarios de determinados tratamientos médicos o el uso de ciertos medicamentos. Estos medicamentos pueden alterar la función normal de las glándulas sebáceas de la piel, aumentando la producción de sebo y favoreciendo la obstrucción de los poros, lo que lleva a la formación de lesiones acneicas.
  • Acné rosácea: La rosácea es una afección cutánea crónica que a menudo ha sido erróneamente considerada como una forma de acné en el pasado, pero hoy se reconoce como una entidad separada. Se caracteriza por el enrojecimiento persistente en la cara, especialmente en la zona central, como la frente, nariz, mejillas y mentón. Aunque comparte algunas características con el acné, como las lesiones enrojecidas y a veces elevadas, la rosácea tiene sus propias peculiaridades.

Tratamientos para el acné

El acné es una enfermedad y como tal hay que asumirla y tratarla. En los últimos años se han producido grandes avances terapéuticos en este campo. Sin embargo, en muchos casos el tratamiento fracasa.

Para conseguir el éxito en el tratamiento del acné es muy importante la colaboración por parte del paciente y su entorno familiar. Es fundamental que el médico realice un diagnóstico correcto mediante valoración individualizada del paciente, teniendo en cuenta la intensidad, forma clínica del acné y los factores etiológicos asociados.

¿Qué tratamientos podemos realizar?

  • Cuidados en casa: Cambiar las fundas de almohada regularmente, evitar tocar el rostro con las manos y mantener una dieta equilibrada pueden ser simples, pero poderosas herramientas en nuestra rutina de cuidado.
  • Limpieza facial diaria: Limpieza suave, hidratación adecuada y protección solar son las piedras angulares. No subestimemos el poder de remover las impurezas al final del día, una piel limpia es una piel que respira.
  • Tratamientos en cabina: En manos expertas, los tratamientos en cabina ofrecen una experiencia regeneradora. La microdermoabrasión, la terapia láser y otros procedimientos como Aquapure o Limpieza de cutis, pueden ser aliados efectivos en la lucha contra el acné persistente. Un diálogo con profesionales es esencial para determinar el tratamiento más adecuado a nuestras necesidades.
  • Tratamientos cosméticos: Los productos cosméticos adecuados son como pócimas mágicas. Ingredientes como ácido salicílico, retinoides y niacinamida pueden marcar la diferencia. No olvidemos elegir productos adaptados a nuestro tipo de piel, y la consistencia en su uso es clave para cosechar resultados o podríamos crear el efecto contrario y provocar un acné cosmético como mencionamos anteriormente.


Hasta aquí el Blog de hoy sobre los fundamentos básicos del acné. No te pierdas el Blog de mañana donde hablaremos de los tratamientos médicos para la eliminación y regulación del acné.

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